sábado, 31 de octubre de 2009
España entra en la élite de los satélites con el ‘SMOS’
La Agencia Europea del Espacio (ESA) lanzará la madrugada del lunes el primer gran satélite en el que España contribuye como líder desde un punto de vista industrial, a partir de las empresas constructoras, y también científico, puesto que dos grupos de investigación de Barcelona han encabezado el diseño de la misión y seguirán encabezando el análisis de los datos recolectados. El satélite se llama SMOS, siglas en inglés de humedad del suelo y salinidad de los océanos, y se dedicará justamente a eso: a medir ambos parámetros desde 758 kilómetros de altura. Nunca se ha hecho nada parecido.
El ingenio, que estará operativo durante al menos tres años, será impulsado por un cohete Rockot que se elevará a las 2.50 del lunes, hora española, desde el cosmódromo de Plesetsk (Rusia). Este prodigio de la aeronáutica europea ha supuesto 20 años de trabajos –sin exagerar– y 300 millones de euros de inversión. Francia aporta 100, el esqueleto del satélite y el control de sus movimientos, pero España no desmerece con otros 60 millones. De hecho, el SMOS es calificado a menudo como una misión franco-española.
Que el mar sea más o menos salino y que la humedad terrestre varíe con rapidez son elementos esenciales para la previsión meteorológica y climática, incluyendo la formación de ciclones y el fenómeno del Niño, y también para el estudio de las corrientes marinas, la productividad pesquera y agrícola, y la gestión de los incendios. Sin embargo, hoy en día no se dispone de ninguna herramienta que permita conocer ambos parámetros de forma constante.
SOLO BOYAS / Para la salinidad del mar, por ejemplo, existe una red de boyas que la analizan a varias profundidades, pero ni están quietas ni tienen una cobertura mundial, resume Jordi Font, investigador del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona (ICM-CSIC) y colíder científico del SMOS. «Con el satélite esperamos tener un mapa completo de la Tierra cada tres días», insiste. La salinidad varía mucho menos que la temperatura del agua, pero sí presenta cambios apreciables entre regiones, como muestran los 37 gramos por litro del Mediterráneo y los 30 del Ártico.
En esencia, lo que hace el SMOS es analizar la radiación natural de microondas que emiten tanto el suelo, que varía en función de la humedad, como el mar, donde la sal desempeña un papel capital. Y ello lo logra gracias a un radiómetro, llamado Miras, formado por 72 sensores acoplados en la antena principal de tres brazos. Los instrumentos, de una precisión inaudita, han sido concebidos por la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y fabricados por la empresa Mier, situada en La Garriga (Vallès Oriental). EADS-Casa, en Madrid, es el principal constructor español, y también participan en el proyecto Rymsa, Sener y GMV.
España, además, se encargará de la recolección y procesado de los datos. Las señales del SMOS serán recibidas en la estación de la ESA en Villafranca del Castillo (Madrid) y luego transformadas en datos útiles para los científicos. Junto al ICM-CSIC, el grupo de Adriano Valls e Ignasi Corbella en la UPC se encargará de estos menesteres. Si todo va bien, los primeros resultados, los primeros mapas, estarán listos en seis meses.
Visto en : El Periódico