lunes, 20 de abril de 2009

Cazadores de sonidos cuelgan miles de registros en una página web













Imagine que este mediodía, a la hora del aperitivo, pide una bolsa de patatas. La abre y las empieza a comer. Pero ocurre que cuando las mastica, en lugar de crujir, suenan exactamente como los muelles de un viejo somier. (En efecto, dado el ritmo de la masticación, podría resultar una melodía muy sugerente.) El sonido acompaña cada una de las cosas que hacemos identificándolas, atribuyendo orden a nuestro universo.

La ciudad funciona de un modo parecido. Es un ser vivo masivo. Ruge díay noche con diversas tonalidades sonoras. Hay un tipo de gente, poco numerosa y ciertamente exótica, que se dedica a pescar esos sonidos. Los detecta, los graba, los clasifica...

Les reconocerá porque cuando explican qué hacen señalan una interesante distinción semántica: lo que para casi todo el mundo es ruido, para ellos es sonido.

¿A qué suena Barcelona? August Casanovas, uno de los cazadores en este reportaje, sostiene que posiblemente suena a gente que habla idiomas distintos. David Ciscar, otro pescador de archivos, cree que hay dos sonidos identitarios de la ciudad: las terrazas de los bares y las motos.

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Artículo: Jaume V. Aroca

Web de enlace : Sons de Barcelona